Informe sobre la sinodalidad (I)

Con fecha 28 de octubre se ha publicado el Informe de síntesis de la primera sesión del Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad, celebrado a lo largo del mes. No es necesario recordar que en él han participado no solo Obispos, sino también consagrados, laicos y los llamados delegados fraternos que son cristianos no católicos.

Ética de la virtud y del bien común

Es interesante que en este manual de ética empresarial coordinado por Gregorio Guitián, ordinario de teología moral de la facultad de teología de la Universidad de Navarra y un conjunto de profesores de la misma, se recuerde la íntima conexión entre  ética empresarial, el concepto de virtud y el del bien común, pues, al menos hasta el momento se viene acusando a la virtud de cierto encerramiento sobre sí con resabios de esfuerzo denodado y negación.

Libertad de mercado

Martin Wolf, jefe de economía del “Financial Times”, ha publicado en castellano una interesante monografía sobre el estado de salud de la “necesaria” relación entre la democracia occidental y la libertad de mercado. Una cuestión esencial en este fin de ciclo cultural y de civilización al que estamos asistiendo.

Hacer disidencia

La lectura de este interesante trabajo del profesor y ensayista francés Éric Sadin acerca de la disidencia, me ha recordado una y otra vez a los viejos luchadores marxistas de la universidad de mayo del 68, a la lucha de clases y a la dialéctica materialista siempre en busca de la confrontación.

La liturgia del cielo

En dos o tres ocasiones me he encontrado, por casualidad, con unas reuniones litúrgicas de jóvenes consistentes, básicamente, en hacer mucho ruido. Se puede decir que yo “pasaba por allí”. Es decir, no sé muy bien ni quién organizaba aquel tumulto ni qué tipo de gente celebraba, pero sin duda gente joven. Una señora que estaba también, como yo, sorprendida por el espectáculo, me hizo un comentario mezcla de alegría por ver a tantos jóvenes dentro de una iglesia con la extrañeza por el ruido producido.

La confianza en Dios de santa Teresita del Niño Jesús

El Santo Padre Francisco, en el día de la fiesta de santa Teresa de Jesús, ha querido regalar al mundo entero una Exhortación Apostólica nueva dotada de un gran calado teológico y espiritual. “La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al Amor”. Con estas palabras escritas por la doctora de la Iglesia universal, santa Teresita del Niño Jesús, arranca la última Exhortación Apostólica del papa Francisco en un intento sublime de centrar a la humanidad y a la Iglesia de quien se siente plenamente responsable de orientar en el camino de la salvación y de la felicidad.

Los contemplativos

Hace ya unos años, en 2012, tuve la oportunidad de leer la “Biografía del silencio”, una magnífica obra publicada por el escritor y ensayista Pablo d’Ors, que ha terminado por convertirse en un auténtico “best seller”, del que ha vendido más de 300.000 ejemplares.

¿Por qué la Iglesia?

Es interesante que uno de los pensadores clave del Sínodo alemán se plantee abiertamente y su obra sea traducida, después de ser un “best seller” en Alemania en la editorial “Sal Terrae”, de amplia y capilar distribución nacional e internacional, una pregunta tan directa y tan clara. Indudablemente, el profesor Hans Joas se formula esta pregunta tras responder afirmativamente que el hombre necesita de Dios, de lo sobrenatural y de la gracia, pero se quiere interrogar, expresamente, si hace falta la Iglesia como comunión de los santos y esposa de Jesucristo (144). Es decir, si necesitamos ayuda del cielo y de nuestros hermanos para recorrer el camino hacia la salvación.

Romanticismo

El otoño, que, en Madrid, suele ser duradero y agradable, es una buena ocasión para visitar el Museo del Romanticismo, ubicado en el número 13 de la calle de San Mateo, muy cerca de la glorieta de Alonso Martínez, en el antiguo palacio del Marqués de Matallana, construido en 1776.Después de las últimas reformas, se nota el cuidado, el orden, la limpieza. El recorrido, cómodo, nos adentra en una mansión de la alta burguesía del siglo XIX, con gran variedad de objetos, que visten y adornan la sala de baile, el comedor, un pequeño oratorio, el llamado gabinete de Larra, un despacho, la sala de los niños, dos dormitorios, etc., con muebles de estilo isabelino o imperio, objetos decorativos o de uso variadísimos (cerámicas, relojes, instrumentos musicales, figuras de barro, joyas, vajillas, armas, miniaturas, libros…). A esto se añaden retratos de Fernando VII, Isabel II y de otros miembros de la realeza, así como de literatos, pensadores, políticos y militares ilustres de la época; y un buen número de paisajes, grabados, esculturas de artistas como Goya, Esquivel, Madrazo, Alenza, Valeriano Domínguez Bécquer, Pérez Villaamil, Vicente López, Ferrant, entre otros.

El nombre de Jesús

En los primeros siglos de la Iglesia, los Padres promovieron una fuerte campaña para que todos recitaran constantemente el nombre de Jesús de modo que resonara en todos los ambientes y en todas las ocasiones el precioso nombre del Señor y terminara por estar grabado por todas partes e incluso, cuando estornudaran, el de al lado dijera: “Jesús”.

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