“No creáis que mi hija, porque era tan joven, no sabía lo que era el amor. Mi hija se enamoró de Dios. Ese fue el sentido de su vida. Por eso rezaba, y hacía apostolado, y obedecía, y luchaba. Yo me di cuenta de cómo se fue uniendo a Dios, con una lucha continua, día a día… Y todo lo hizo porque estaba enamorada...” (Manuela Grases).
El 26 de abril de 2016 el papa Francisco declaró la heroicidad de virtudes de esta joven del Opus Dei, proponiéndola así como modelo para los cristianos. Esta breve biografía deja al descubierto la sencillez de su vida alegre y enamorada de Dios.