La clave de mi vida se encuentra en mi fe

 

Verdaderamente, esta sincera afirmación del profesor Alejandro Llano en el prólogo a este trabajo de antropología cristiana marca el tono y el estilo de un libro esencialmente abierto a la trascendencia puesto que desea mostrar el camino recorrido por si, este hecho, ilumina las tinieblas que anidan en otros.

Es lógico, que habiendo experimentado la felicidad tantas veces en su vida, el autor dese explayarse y abrir camino a sus amigos y compañeros de viaje en este mundo tan gozoso y tortuoso. Es verdad, hay razones para la esperanza.

El breve ensayo que deseamos comentar ahora, es obra del catedrático de metafísica Alejandro Llano y comienza con la “incesante búsqueda de la verdad”, es decir la inquietud por “el amor a la verdad” como sentido de la vida (14).

Así pues, se adentrará en la búsqueda de Dios, de la trascendencia y de la verdad: “la vuelta hacia lo real que está fuera de mí es, me atrevo a decirlo, el inicio de una conversión (…). Las opciones radicales en esta vida no pertenecen al ámbito de la razón pura. Son, sobre todo, cuestión de amor. Y el amor no es posible sin esperanza” (19).

Enseguida, como no podía ser menos, se refiere a las cuatro clásicas preguntas kantianas, para, finalmente, detenerse en la tercera, la más interesante: “¿Qué debo esperar?”. Es lógico que sea así pues, nos dirá el profesor Llano: “Sólo amo lo que espero (…). La verdad es la perfección de la persona” (22).

Indudablemente, la salvación no puede llegar de nosotros mismos sino de Dios (24). Por eso, paginas después, afirmará: “Me `parece que la actual pérdida del sentido de la trascendencia va unida a la crisis del realismo. Si se comienza a dudar de la capacidad del conocimiento humano para llegar a la verdad, no es sorprendente que el sujeto acabe en cerrándose en sus propios reductos” (39).

Respecto a los límites del idealismo afirmará: “La primera conversión es la vuelta a las cosas mismas, el atenimiento renovado a lo real, que implica el desprendimiento de lo que poseemos e incluso de lo que somos” (45).

Como experto en Kant, se atreverá a afirmar ante la construcción del maestro: “La fuente vital de mi autonomía, de mi libertad radical, es inseparablemente el manantial que fecunda la búsqueda de una trascendencia siempre perseguida y nunca totalmente alcanzada” (56).

Indudablemente, la cuestión de la existencia de Dios o más precisamente del ser de Dios, sería cómo afecta a mi existencia, pues desde los orígenes del inmanentismo han cambiado los objetos de la metafísica (61).

José Carlos Martín de la Hoz

Alejandro Llano, En busca de la trascendencia. Encontrar a Dios en el mundo actual, Ariel, Barcelona 2007, 165 pp.