Pedro Casciaro Ramírez

 

En la historia de las instituciones de la Iglesia Católica como es la Prelatura del Opus Dei, lógicamente ocupa la prioridad tanto en las líneas de estudio como de investigación la vida y la obra del Fundador. Asimismo, es importante conocer la personalidad humana y espiritual de los primeros fieles de la Prelatura que siguieron al Fundador en los primeros años, cuando todo estaba por hacer y sólo estaba la santidad de san Josemaría, pues ellos gozaron por su fidelidad y lealtad de la confianza de Dios y de san Josemaría.

Una de esas personas es Pedro Casciaro Ramírez quien conoció al Fundador del Opus Dei en Madrid en 1934 mientras realizaba los estudios de ingreso en la Escuela Técnico superior de Arquitectura y los preceptivos años de estudio de matemáticas, de dibujo artístico y lineal.

Pedro llegó a Madrid y se incorporó inmediatamente a la vida estudiantil y cultural de la ciudad, en la Escuela y en la Facultad de Ciencias, donde hizo un buen grupo de amigos, para lo que siempre estuvo muy bien dotado. Especialmente, conectó con Francisco Botella un joven de Alcoy con el que compartiría los estudios y muchas aficiones. De hecho, se hicieron inseparables.

Pedro y Paco conocieron al Fundador del Opus Dei en la Residencia de estudiantes de la calle Ferraz y para ambos supuso un cambio radical en sus vidas. Ambos comenzaron a tener dirección espiritual y a adquirir una solidad formación espiritual. En el plazo de pocas semanas primero Pedro y luego Paco descubrieron su vocación al Opus Dei y se incorporaron con toda naturalidad a la vida de la Residencia y en 1936 comenzaron a vivir en ella.

Son muchas las facetas en las que podríamos detenernos para mostrar la humanidad, el sentido de fino artista y el gran corazón que adornaban la amable, educada y fina inteligencia de don Pedro. Se ordenó sacerdote en 1946 y ante la marcha a Roma del Fundador como del beato Albaro del Portillo a Roma, Pedro pasó a ocupar el cargo de Secretario General en Madrid, actualmente Vicario General.

En 1948 se trasladaría a vivir a México y desde allí puso en marcha iniciativas apostólicas tanto para universitarios como para colegios, tareas asistenciales con gentes del campo y de los arrabales de México DF. Enseguida, llegó el comienzo en otras ciudades de la República y a otros países.

En 1958 fue requerido por el Fundador para trabajar en el Consejo General del Opus Dei en Roma y desde allí impulsar los apostolados en Italia y Kenia. Finalmente, en 1965 se trasladó de nuevo a México, primero como vicario regional por cinco años, donde el trabajo apostólico cobró un impulso importante, la Universidad Panamericana, etc. Tuvo la alegría de acompañar a san Josemaría en su viaje único viaje a México para visitar a la Virgen de Guadalupe y de paso estar con las personas del Opus Dei del país.

Los últimos veinticinco años de su vida llevó hasta su muerte una vida sacerdotal con todo tipo de personas. El resumen de su vida sería haber mostrado, con su vida espiritual, la santificación del trabajo ordinario tal como lo había visto en el Fundador.

José Carlos Martin de la Hoz

Rafael Fiol Mateos, Pedro Casciaro. Rialp 2020