Autobiografía (Chesterton)

G.K. Chesterton, celebradísimo escritor de ficción, fue también un renombrado autor de ensayos y un acerado polemista que dejó, tras su muerte, en 1936, la Autobiografía que ahora se publica.

Más allá de trazarnos el recorrido vital de su memoria, Chesterton nos abre una ventana al mundo que le tuvo ocupado como periodista y escritor de panfletos -así es como él quería ser recordado- y con el que raramente mantuvo una convivencia pacífica.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2003 Acantilado
437
978-84-96136-25
Valoración CDL
4
Valoración Socios
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La Autobiografía de Chesterton no es un trabajo con fechas, lugares, etc., sino una mirada, cargada de sentido moral, sobre distintos momentos de la vida del autor.

"Nací de padres respetables, pero honrados" -ironiza- (pág.20). Recuerda que su infancia fue feliz y cómo su padre construyó para él un teatro de marionetas que a Gilbert le fascinaba. Sobre su etapa escolar dirá que fue "un periodo durante el cual me instruía alguien a quien yo no conocía, acerca de algo que no deseaba saber" (pág.63). "Personalmente -añade- me sentía perfectamente feliz siendo el último de la clase" (pág.75). Una revelación que puede aliviar a más de uno.

G.K. describe el ambiente moral e intelectual de la Inglaterra victoriana, algunos de cuyos rasgos siguen vigentes en nuestros días. Estos eran la "duda religiosa, desasosiego intelectual, ávida credulidad sobre todo lo nuevo y falta completa de equilibrio" (pág.138). "Los dos grandes movimientos durante mi adolescencia fueron el imperialismo y el socialismo. No ser socialista era una cosa espantosa. Significaba ser tonto y snob. Yo era socialista, pero sin entusiasmo" -dirá- (pág.109).

Por lo que hace a las creencias religiosas -continúa- el agnosticismo era una cosa establecida "entre gente educada" (pág.139). "No había nada nuevo ni extraño en no tener religión" (pág.140). Había "no sólo ateísmo, sino una ortodoxia atea y una respetabilidad atea" (pág.141).

En el aspecto filosófico predominaba el materialismo bajo varias fórmulas: Marxismo, darwinismo, el determinismo moral de Spencer o la misma ética del superhombre sobre la que había hablado Nietzsche. "En todo aquel sumidero de herejías -concluye el autor- la única imperdonable era la ortodoxia" cristiana (pág.169). De sí mismo dirá: Yo era pagano y panteista (pág.142), pero tenía deseos de creer (pág.158).

Por fin escribe: "Una fe plena y sustancial en la Paternidad de Dios, (...), fue mi primera fe" (pág164). Gilbert había amado mucho a su padre y de ahí a reconocer a Dios como Padre sólo hay un paso. Después, el contacto con algunos clérigos le acerca al anglicanismo y a la Iglesia Católica. Frente a la aparente respetabilidad de los agnósticos, escribe que "aquellos pastores, tan despreciados, intentaban el empleo de su inteligencia" (pág.153).

El libro contiene ideas sobre la vida política que pueden resultar interesantes, pero no es posible resumir. Chesterton destaca por su empeño de pensar por sí mismo, sin dejarse arrastrar por la opinión dominante y las modas intelectuales. La lectura del libro es laboriosa, dada la facilidad del autor para abandonar el hilo conductor del relato a través de inclusiones, salvedades, analogías y otros.

Imagen de Artemi

Chesterton nunca decepciona, ni en su obra ni en su vida. Este gordo extraordinario poseía una personalidad tan encantadora que hasta aquellos con los que sostuvo sus ya míticas polémicas lo adoraban. Leer de su propia pluma sus proverviales discusiones, paseos o borracheras (todo en Chesterton es grande, no sólo lo físico), su conversión al cristianismo primero y más tarde al catolicismo, su viaje a América, sus ataques al imperialismo y al relativismo, su dudas y su entsiasmo en su trabajo de escritor... Eso es lo que nos encontramos en estas páginas.
Si en algún género Chesterton sobresale es en el ensayo, como todos sabemos. Esta autobiografía, género tan cercano al ensayo, es una joya literaria y una obra de arte formalmente; pero también su contenido, es decir, la vida dde Chesterton, es una obra de arte con la que se puede disfrutar y reír, además de aprender.