La última lección

Al autor le habían diagnosticado un cáncer con metástasis; tenía cuarenta y seis años, veinte de docencia universitaria y era conocido en USA por sus trabajos sobre computación y realidad virtual. Llevaba ocho años casado y tenía tres hijos, el mayor de cinco. Los médicos no le daban más de un año de vida por lo que, el 18 de septiembre de 2007, pronunció su "última lección" con el título "Cómo alcanzar los sueños de tu infancia". La conferencia se convirtió en viral en la red y en 2008 se publicó como libro. Randy Pausch falleció el 25 de julio de 2008. Cuando nadie recuerde sus aportaciones a las ciencias informáticas quedará este libro, el más vendido en USA en 2008, traducido a los principales idiomas.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2008 Grijalbo
233
2010 DeBolsillo-RandomHouse Mondadori
233
978-84-97934626
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Al comienzo de su "ultima lección", Randy reconoce que tiene cierta fama como conferenciante, pero advierte: "Que te consideren el mejor conferenciante de un departamento de ciencias informáticas es como alcanzar la fama por ser el más alto de los Siete Enanitos". Esta frase nos anuncia que, en la recta final de su vida, Pausch no había renunciado al sentido del humor. Una anécdota cualquiera sobre la educación que había recibido en su hogar: cuando en su época de estudiante universitario comenta a su madre el mucho trabajo que tiene, ella le responde: "A tu edad tu padre estaba luchando contra los alemanes, o sea que no te quejes". Como argumento no está nada mal. Durante la SGM Pausch-padre, enfermero de su unidad, había recibido una Medalla al Valor Extraordinario. Por alguna razón nunca tuvo tiempo para comunicarle este detalle a sus hijos, que se enteraron de ello después de su muerte. Cuando años después pregunten al autor por sus éxitos laborales, contestará: "Llamame el viernes, a las nueve de la noche al Departamento, que te respondo". Hay que advertir que entonces no estaba casado. Más tarde su esposa dirá de él que es un "adicto al trabajo". Posiblemente se trata del mejor libro sobre educación que yo haya leído nunca. Un detalle curioso es que yo ya lo había leído; el volumen que tengo está subrayado por mí y no lo recordaba en absoluto. Esto me hace ver que ciertas lecturas tienen su momento. Tampoco recuerdo la última vez que haya leído un libro con lágrimas en los ojos y esta vez me ha ocurrido. ¿Sobre el contenido? Imposible de resumir. Pronunciado -no escrito- por un ingeniero, no tiene ni una sola línea de relleno. El conferenciante que da su última lección no piensa: "Esto lo guardo para la siguiente", porque no habrá próxima. Ello dota al libro de una sinceridad especial. Esto y el deseo, reconocido por el autor, de dejar un recuerdo para sus hijos; para que un día sepan quién fue su padre.