Al final de su vida, el médico pediatra y catedrático de la Universidad san Carlos de Guatemala, Ernesto Cofiño (1899-1991), viudo con cinco hijos y muchos nietos y, sobre todo, muchos amigos, pacientes e involucrado en el desarrollo cultural, social sanitario y económico de su tierra, recibió una llamada del Presidente de la República que le invitaba a jubilarse de su carrera y trasladarse a Paris para ser el embajador de Guatemala en Europa.