Una vez firmado por el papa Benedicto XVI el Decreto de
Virtudes heroicas, en diciembre del 2009, Juan Pablo II ha pasado a denominarse
Venerable. Es decir que la Iglesia ha reconocido solemnemente que está
suficientemente probado que el Siervo de Dios ha vivido las virtudes cristianas
en grado heroico, así como la armonía de las mismas.