La isla de las mujeres del mar

Una inmersión fascinante en una cultura en vías de desaparición.

Tras seducir a lectores y críticos de todo el mundo con El abanico de seda y Dos chicas de Shanghai, Lisa See vuelve a cautivarnos con La isla de las mujeres del mar, una bella e introspectiva novela sobre los lazos de amistad de dos jóvenes haenyeo -mujeres buceadoras de la isla surcoreana de Jeju, cuya forma de vida ha sido reconocida por la Unesco como patrimonio de la humanidad- y las poderosas fuerzas, tanto naturales como históricas, que las rodean.

Kim Young-sook y Han Mi-ja empiezan su preparación como haenyeo. A pesar de sus diferentes entornos familiares, pronto se hacen íntimas, aprenden la técnica del buceo y se enfrentan juntas a las exigencias físicas y los fracasos emocionales de su trabajo. Durante medio siglo, las dos jóvenes forjarán una sólida relación al tiempo que su vida se verá envuelta en acontecimientos tan trágicos y extraordinarios como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y sus secuelas, y tan inevitables como la irrupción de los teléfonos móviles y la llegada de nuevas políticas e ideas a la isla. Sin embargo, tras sobrevivir a cientos de inmersiones y desarrollar el más estrecho de los vínculos, algo que escapa a su control acabará rompiendo su amistad.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2020 Salamandra
432
978-84-9838-986-9

Traducción del inglés de Gemma Rovira Ortega

Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.666668
Average: 3.7 (3 votes)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

3 valoraciones

Comentarios

Imagen de JavierCanals

Lisa See es una escritora poco conocida en España. De origen chino, pero afincada en Estados Unidos, escribe en inglés y tiene la rara habilidad de introducir al lector de un modo connatural en culturas diferentes. En esta novela, por ejemplo, en el mundo de las hanenyeo, mujeres buceadoras de la isla de Jeju al sur de Corea. La historia alterna entre el orden cronológico, comenzando en 1948, y el año 2008, en que se inauguró un monumento conmemorativo de las masacres perpetradas por el ejército y tropas paramilitares al final de la Segunda Guerra Mundial, que causaron muchos miles de víctimas en la población de la isla.
La novela describe la vida de una hanenyeo, comenzando con su iniciación en el trabajo de buceadora, con todas sus tradiciones, tanto técnicas como culturales y religiosas, y de su mejor amiga y vecina, hija de una familia de colaboracionistas con el invasor, esto es, los japoneses. Además del aspecto costumbrista, descrito de forma muy atractiva por la autora, se describen los conflictos culturales y religiosos que experimenta la protagonista, y la dificultad que supone mantener una tradición tan específica en el siglo XX. Otro tema tratado de forma excelente por la autora es la decepción ante la traición de la mejor amiga y la capacidad de perdón. Una novela muy recomendable.

Imagen de amd

Novela basada en la vida de las haenyeo, las mujeres buceadoras, las célebres “sirenas” de la isla surcoreana de Jeju. Ambientada en varios parajes de la isla, la acción abarca un largo período de tiempo desde 1938 hasta 2008, dedicando un extenso capítulo a los años relacionados con la Segunda Guerra Mundial y la ocupación japonesa. Las protagonistas son dos haenyeo, Young-sook y Mi-ja, de diferente nivel social y de carácter opuesto, pero unidas desde la infancia por una fuerte amistad. A través de ellas, se presenta la vida en la isla de Jeju: la jerarquía familiar y social, el matriarcado, las tradiciones, los ritos religiosos y funerarios, las costumbres, los matrimonios concertados, las labores agrícolas y, sobre todo, el trabajo en el mar de las mujeres buceadoras (a pulmón libre), con todo tipo de detalles sobre su entrenamiento, organización, experiencia, sus trajes de algodón blanco, el arte de la pesca, el peligro continuo y las secuelas físicas. Esta forma de vida ha sido reconocida por la Unesco como patrimonio de la humanidad, pero actualmente se halla en vías de desaparición debido a los riesgos que entraña para las buceadoras.

Desde el punto de vista estructural, la narración está organizada a través de los saltos en el tiempo unidos a la voz del narrador. Así, la acción narrada en tercera persona tradicional, se inicia en el año 2008 cuando la protagonista Young-sook es ya una anciana de ochenta y cinco años y abarca solamente cuatro días de duración. A pesar de todas las adversidades, calamidades y sufrimientos ocurridos en su vida, ella se ha mantenido fiel a la isla y fiel a su trabajo en el mar. La llegada de unos turistas que le hablan a la anciana de Mi-ja, su mejor amiga, olvidada desde hace años, hacen que la trama retroceda hasta 1938. Para esta rememoración de casi setenta años, se ha elegido la voz de Young-sook: un relato entrañable en primera persona de la protagonista que solamente puede contar, de forma sesgada, su parte de la historia: su niñez y adolescencia (1938), el amor y el matrimonio (1944), el miedo y la pesadilla de la masacre (1949), el sentimiento de culpa (1961) y el perdón (1965).

Como afirma la crítica,  se trata “no solo de una magnífica saga familiar con extraordinarias ramificaciones, sino también de un vívido retrato del mundo singular y poco conocido de la isla de Jeju y de las atrocidades sufridas por sus moradores bajo la ocupación japonesa”. Así, la autora hace una exhaustiva investigación de los asesinatos masivos en la isla a principios de 1948, ocultados durante décadas por el gobierno surcoreano. El 3 de abril de ese año se produjo una rebelión en la isla, un movimiento revolucionario de los nativos que se prolongó hasta los primeros meses de 1949. Durante este período, de los 300.000 habitantes de la isla fueron asesinados entre 30.000 y 60.000 personas, según las diferentes fuentes. La población vivió silenciada durante más de cincuenta años por el gobierno surcoreano, y solamente los exiliados que huyeron a Japón pudieron dar noticias de la masacre. Actualmente, en Jeju se rinde homenaje a las víctimas en el Parque de la Paz 3 de abril.