El copista de Carthago

Provincia romana de Bitinia (en la actual Turquía), al final del siglo III d. C., un joven ratero de menos de diez años, llamado Craso, es atrapado por robar en el mercado. Vendido como esclavo, inicia una larga aventura hasta aprender el oficio de copista. Posteriormente, se traslada a Carthago, donde decide hacerse cristiano. Su devoción y buen oficio por los libros le llevan a recorrer el Mediterráneo y ser testigo de la persecución del emperador Diocleciano y las divisiones entre cristianos originadas por algunas herejías. Pero Craso solo encontrará la paz que busca en la Tebaida, de una manera inesperada y a la vez desconcertante...

Craso aprende a amar las palabras en un mundo donde el pergamino reemplaza al papiro, Constantinopla a Roma, y la Iglesia pasa de ser perseguida a aliarse con el poder. Recorre el Mediterráneo, sobrevive a la Gran Persecución y lucha con las primeras herejías al servicio del emperador Constantino. Hasta que los conflictos le llevan al desierto de la Tebaida.  Lo que descubre allí dará sentido a toda su vida.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2022 Rialp
414
978-84-321-6058-5
Valoración CDL
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Valoración Socios
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Imagen de JOL

La acción comienza en la provincia de Bitinia, (zona oeste de la actual Turquía) y a final del siglo III d.C. El protagonista es Craso, un joven sin familia, un pequeño ratero en el puerto. Un día es atrapado junto con su amigo y encarcelados. Luego es vendido como esclavo a un fabricante de papiros y con él aprende el oficio de copista; más tarde conoce el pergamino tan valorado. Conoce a Lydia su primer amor y se hace cristiano. Su devoción por los escritos le llevará a recorrer el Mediterráneo, luego como secretario del obispo cordobés Osio, y participará en el Concilio de Nicea, que describe como un cronista valioso. Vemos también el cambio de actitud del imperio hacia los cristianos, desde la persecución de Diocleciano, hasta la libertad y apoyo de Constantino, verdaderamente interesante.

Una novela de fondo histórico que muestra el ambiente social, cultural y religioso, y resulta interesante para encarnar mejor los debates de aquella época cristiana, entre arrianos, donatistas, adopcionistas, y romanos.  Los aprendizajes técnicos y también teológicos de Craso son motivo de reflexiones como en voz alta de Craso. En su estancia en Alejandría junto con Osio conoce la famosa biblioteca y enriquece su experiencia cultural.

Las palabras, la interioridad, la vida espiritual son importantes para el lector atento. El silencio, piensa, es el lugar en el que nacen todas las palabras:« yo no soy un copista sino un pergamino en blanco». Craso va madurando en busca de esa riqueza interior, y el sentido de peregrino más que vagabundo.

Podemos decir que es un libro detallista y profundo como las miniaturas, imbuido de la cultura humanista, y de pensamiento cristiano que enriquece a los lectores. El autor manifiesta que comparte con el protagonista la curiosidad y el gusto por la vida.

Imagen de amd

Novela histórica ambientada a finales del siglo III d.C. en diversas ciudades del imperio romano en torno al mar Mediterráneo. El relato está narrado en primera persona por el protagonista Craso, que ya en su vejez decide poner por escrito su azarosa vida, desde la infancia hasta sus años de madurez, desde sus tiempos de ratero y niño abandonado al adulto que es dueño de sus palabras y de su silencio: “Desde que tengo memoria me recuerdo merodeando por los mercados, en busca de un descuido que me procurase un bocado para saciar mi hambre”. Así, la obra está dividida en tres partes bien diferenciadas: en la primera, “la palabra escrita”, Craso, siendo niño, es encarcelado por robo y vendido como esclavo en la región de Bitinia, allí comenzará a trabajar en el taller de escritura de Anás. Gracias a su gran curiosidad, pronto aprenderá a preparar papiros y pergaminos, a leer y a escribir, y podrá acceder a los libros más importantes de los grandes autores clásicos. Enviado por Anás a Carthago, allí conoce a Lydia, su gran amor, y entra a formar parte de la comunidad cristiana.

En la segunda parte, “la palabra hablada”, la novela se centra en los viajes de Craso por el Mediterráneo hasta llegar a Hispania, donde habla de la expansión del cristianismo y su evolución, su fragmentación y disensiones según las diversas interpretaciones de las Escrituras, la cruel persecución por parte del emperador Diocleciano y el Concilio de Nicea bajo el reinado del emperador Constantino, el primer concilio ecuménico de la Iglesia Católica, celebrado en el año 325 con motivo de la herejía del arrianismo, entre otras. Por último, la obra se cierra con una breve tercera parte, titulada “el silencio”, donde Craso habla de los primeros monasterios y de la vida retirada en comunidad.  

El autor de la novela es Miguel Ángel Nievas (Zaragoza, 1962), que con esta obra presenta su primera incursión en la creación literaria. En ella, ha conseguido una inmersión verosímil y amena en esa época del imperio romano, en sus ciudades, sus gentes, sus costumbres y sus formas de pensamiento, con un gran deseo de fidelidad al contexto histórico. Del mismo modo, destacan sus acertados comentarios sobre los autores clásicos, sobre los talleres de libros y de escritura, y especialmente sobre el clima religioso de la época, analizado con profundidad y rigor.  

En próximas ediciones, se recomienda una revisión del uso de la raya a lo largo de todo el texto, ya que este signo de puntuación utilizado incorrectamente puede provocar confusión tanto en los diálogos y en el estilo directo de los personajes, como en la interpretación del texto narrativo.