Uno de los puntos sobre los que se pasa de puntillas en los programas electorales de los partidos que aspiran a representarnos –y en los debates entre sus líderes– es la familia. Sin embargo, se trata probablemente de una de las cuestiones más acuciantes y con mayor repercusión social, cuando los índices de natalidad son bajísimos y el futuro de los servicios sociales está en serio peligro. Algunos ponen gran empeño en sucedáneos, como el divorcio expres, la equiparación del matrimonio natural con otro tipo de uniones…, pero no se dan o no quieren darse cuenta de las graves consecuencias que para el bien común supone una sociedad en la que la familia esté debilitada y desestructurada.