En estos días hemos podido contemplar la mirada y la
sonrisa de Benedicto XVI en su estancia en Valencia, con motivo de la clausura
de la V Jornada mundial de la Familia. Gracias a las cámaras de la televisión
hemos podido seguir sus gestos, su rostro, su temple. El resultado es
contundente: el Santo Padre es un hombre que tiene paz y da paz.