Hace muchos años, en la mitad del siglo pasado, el entonces joven doctorando de la universidad alemana, Joseph Ratzinger, dedicaba un tiempo pensar en el doctorado que deseaba realizar. Según nos narra él mismo en su autobiografía, ante las diversas posibilidades que se le ofrecían, no dudó es escoger como tesis doctoral en la Facultad de Teología de la Universidad de München el estudio de las obras de san Agustín acerca del misterio de la Iglesia, al que finalmente denominó con el acertadísimo título de “Pueblo y casa de Dios en la enseñanza sobre la Iglesia en san Agustín” bajo la guía de su maestro Clemens Gottilieb Söhngen (1892-1971).