Al leer el clásico de Dostoievski “Los hermanos Karamazov” nos encontramos a todo tipo de personajes, perfectamente definidos por el autor, los más malvados y los más santos. Pero en la mayoría de ellos influye su formación cristiana ortodoxa y, por lo tanto, son personas con una cierta fe, más o menos profunda o superficial. Pero llama la atención los planteamientos cínicos, falsos, que se presentan, de modo muy similar en dos de los protagonistas.