La nuestra es una época sedienta de Dios. La desertización provocada por el intento de expulsarle de la sociedad y de la cultura está provocando un contraefecto que no acontece por primera vez en la historia de los países occidentales.
Ortega y Gasset lo anunció a comienzos del siglo pasado, cuando insistió en que no se puede pensar con radicalidad si se abandona la insoslayable referencia al Absoluto. Dios volvía a aparecer en el horizonte, ya se le divisaba. Y otro tanto sucede ahora, incluso por contraste.
El mes de
noviembre invita a mirar desde más arriba para lograr una mejor perspectiva
sobre nuestra vida y el aprovechamiento del tiempo Cara a la eternidad. Puede ser útil
recordar la mucha sabiduría recogida en un proverbio latino que destacan por su
concisión y claridad.
A estas alturas supongo que habrán
oído que se ha estrenado en España, a "bombo y
platillo", la película "Los Fantasmas de Goya", que
según el afamado crítico de cine, Jerónimo José Martín,
puede calificarse de un auténtico panfleto anticatólico.