Cataluña entre Tradición y Revolución

Como muchos catalanes que hicieron la Guerra Civil con Franco, el novelista Ignacio Agustí (1913-1974) se interroga sobre lo sucedido en su patria chica -Cataluña- y sus relaciones con el resto de España.

"Lejos de mí -escribe- cualquier intento historicista o erudito, cualquier empeño de sacar consecuencias o de alumbrar dialécticas. Y sí, solamente, una cierta justificación personal" (pág.7).

El autor comienza recordando su infancia, en la que veía a su padre, cabo del somatén, limpiando su escopeta para hacer guardia en el Ensanche de Barcelona, dados los elementos revolucionarios que amenazaban vidas y propiedades: "Todas mis resoluciones posteriores creo que han ido de algún modo marcadas por aquella imagen" (pág.8).

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1956 Ateneo de Madrid
39
ASIN: B00525FN8C

Original de 1951. Colección 'O crece o muere'.

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Desde el desdichado 1 de octubre de 2017, he leído algunos trabajos escritos por catalanes sobre la problemática de Cataluña en España. Este de Ignacio Agustí, pese a su brevedad, resulta iluminador por lo esquemático. Fue presentado en el Ateneo de Madrid, en 1951, por lo que las ideas no pueden estar excesivamente desarrolladas.

El autor caracteriza a Cataluña en los últimos siglos a través de tres elementos: "El elemento económico y mercantil; el elemento proletario social; el elemento intelectual historicista y romántico" (pág.20). Para el autor, el elemento económico es necesariamente conservador en tanto que el elemento proletario es -o al menos lo fue en aquella época- revolucionario. "El crecimiento de las masas proletarias, el cariz acentuadamente social de la época hacían muy peligrosas las exaltaciones colectivas" (pág.20). Citando a Balmes concluye que "no se pueden atar en el mismo paquete tradición y revolución" (pág.29). 

Agustí hace un dibujo de la vocación histórica de Cataluña, mercantil y mediterranea, cuando a finales de la Edad Media y comienzos de la Moderna las naves catalanas llegaban hasta Venecia, Alejandría y Constantinopla en busca de productos llegados de Extremo Oriente. Señala como en aquella época Barcelona tenía que competir con Marsella y Génova (págs.35 y 36).

Frente a la vocación mediterránea y mercantil de Cataluña, a Castilla le asiste una llamada militar y política: descubrir nuevas tierras, conquistarlas para la Corona y gobernarlas. Escribe Agustí: "El descubrimiento de América y de tres océanos hace de España a una escala grandiosa aquello que es: energía e intemperie" (pág.34). Si Cataluña sufría la competencia de Génova y Marsella, Castilla encuentra en Portugal un rival en la tarea que se ha impuesto. 

El autor pretende un paralelismo y complementariedad entre Castiilla y Cataluña, y califica a ésta como "el ala litoral de la gran España" (pág.35). No existe tal complementariedad. No cabe afinidad entre el comerciante y el militar. El primero siempre pensará que el segundo le chupa la sangre, mientras que el político y el militar califican al comerciante de miserable y desagradecido, que no corresponde a la protección que ellos le dispensan, ni a los beneficios que de ellos obtiene.

Esta es la historia de Cataluña en España: una unión circunstancial entre territorios peninsulares con intereses y mentalidades distintos. España siempre pretenderá su unidad histórica, mientras Cataluña opinará que fuera de España las cosas le irían mejor.