El pasado 29 de septiembre, se ha cumplido el centenario del nacimiento de Antonio Buero Vallejo (1916-2000), probablemente el dramaturgo español más destacado de la segunda mitad del siglo veinte. Me ha llamado la atención el escaso eco de esta efeméride, a pesar de que fue un escritor represaliado por el franquismo y de que tuvo entonces problemas con la censura.; y a pesar de haber sido miembro de la Real Academia de la Lengua (1971) y galardonado con el Premio Cervantes (1986) y con el Premio Nacional de las Letras Españolas (1996). En estos momentos de rifirrafes políticos vergonzosos, quizá sea mucho pedir que nos interesemos por la cultura, pero es muy probable que, si esta ocupara el lugar debido, no se hubiera llegado a la situación en la que estamos, porque contaríamos con líderes más aptos para la política y, como ciudadanos, tendríamos más capacidad para enfrentarnos a esos conflictos y contribuir a resolverlos.