Modos de educar

Cuando visito alguna exposición o algún museo, me gusta observar a la gente y suelo fijarme especialmente en los niños, casi siempre aprendo algo. Uno podría pensar que allí más bien estorban, porque suelen estar inquietos, corretean, gritan, lloran y parece que no atienden e incluso que obligan a quienes los acompañan a ver los cuadros y esculturas más rápidamente de lo que desearían, pero opino que no es así.

Enseñar y aprender el amor de Dios

La Biblioteca de Autores Cristianos ha comenzado con este volumen que ahora reseñamos, el proyecto de publicar siete libros y cada uno de ellos con una selección de textos tomados de las obras de Ratzinger/Benedicto XVI sobre los grandes temas de nuestra fe.

Matilde de Magdeburgo

Matilde de Magdeburgo (1207-1294) recibió de Dios luces claras y sobre todo una llamada a su seguimiento a los doce años que le llevó a abandonar el castillo donde vivía en la Corte y marchar a la ciudad de Magdeburgo, como beguina, es decir, sin pertenecer a ninguna orden ni congregación, dedicada a los pobres y enfermos, lo que ahora recogiendo una tradición del siglo IV se llama vírgenes consagradas.

Clásicos y modernos

No hace mucho, en la segunda parte de Memorias del estanque de Antonio Colinas, en la que reúne una serie de aforismos, me llamó la atención el siguiente texto: ¿Es el amor una hermosa utopía? A veces nos lo parece, por lo que hay en él tanto de plenitud como de dificultad, de desengaño o incluso de martirio para algunos. Por eso, hay que recordar que no hay amor si el ser humano no cree en él. Que se haga realidad aquello de que el que más entrega más recibe; a continuación, Colinas pone los ejemplos de san Juan de la Cruz y de Edith Stein (santa Teresa Benedicta de la Cruz), la carmelita conversa del judaísmo y asesinada en Auschwitz.

El liderazgo según Don Quijote

“Well, most folks seem to think they’re right and you’re wrong…”

Nuestra hermana la muerte

Desde el Cántico de las criaturas de San Francisco, poco se han atrevido a hablar de la muerte con esa cercanía, como lo que verdaderamente es: la meta de nuestra vida, el paso definitivo hacia la vida eterna. Es patético el miedo que tienen personas aparentemente cultas y serias a hablar con verdad de lo más seguro que hay en la vida. ¿Cómo es posible que el hecho más importante de nuestra existencia sea ocultado sistemáticamente, como un tabú?

El corazón de Durruti

Hace unas semanas dimos cuenta en estas páginas del club del lector, del libro del catedrático de historia contemporánea de la Complutense de Madrid, Octavio Ruiz Manjón, titulado "Aquellos hombres buenos" (Espasa Calpe, 2016), donde se recogen actuaciones de hombres y mujeres en uno y otro bando durante la guerra civil española que manifiestan haber actuado con buen corazón.

Hablar y escuchar

No sé si tenía razón Josep Pla cuando afirmaba que el setenta por ciento de lo que decimos es palabra vana y prescindible. Con el paso de los años, me sorprende cada vez más la facilidad que tenemos los humanos para opinar sobre cualquier cosa, aunque no seamos expertos en la materia en cuestión, cuando lo más razonable sería manifestar nuestra ignorancia o por lo menos nuestras limitaciones, antes de opinar a troche y moche.

Los internados del miedo

Los autores de este extraordinario trabajo de investigación, son dos conocidos periodistas de la tv3 de Cataluña que tienen en su haber muchos años de experiencia en programas de investigación de temas de contenido humano, para esta cadena de televisión catalana.

La voz de la conciencia

Se habla de conciencia con demasiada ligereza, aunque con no demasiada frecuencia, casi siempre con poca exactitud. Se confunde a veces con consciencia. El diccionario de la RAE dice que consciencia “es la capacidad de reconocer la realidad circundante”. No es lo mismo que una persona está consciente que esté obrando en conciencia. Hay muchas personas que, perfectamente conscientes, no tiene en cuenta su conciencia, porque  en realidad no quieren que “nadie” les impida hacer lo que les apetece. Y eso a pesar de que mucho piensan que es “mi conciencia”, como algo inmanente.

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