El presente ensayo es una audaz reflexión sobre el inagotable problema del significado y el progreso de la historia y, por ende, de la presencia de Dios en la historia y entre los hombres.
Frente al desvanecimiento del sentido y de la finalidad en la historia sucedido en los últimos cincuenta años, y a la vieja pretensión historicista, su autor asume la tarea de proponer, a partir de una visión cristiana de la historia, una vía «media» que nos permita recuperar algunas certezas sobre el sentido de las cosas.