Todos los años en Navidades, la liturgia de la Iglesia nos trae a la memoria las palabras del Salmo “Hoy nos ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor” (Sal 95,1-2,) y aquellas otras del prólogo del evangelio de san Juan: “Y el verbo se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria” (Io 1,14).