Artículos

Las bibliotecas universitarias

El proyecto diseñado por varios americanistas cara a la celebración del bicentenario de la independencia de América, es decir, de la metrópoli, nos está recodando que no eran verdaderas colonias sino afamadas provincias, que más o menos cordialmente terminaron por independizar a los criollos.

Mi tiempo

 El individualismo reinante en nuestra sociedad desemboca en una percepción irreflexiva del tiempo como algo mío. Vivo en sociedad, casi seguro que en familia, pero no percibo el tiempo ajeno, ni se me ocurre pensar en que hay tiempos comunes. Las personas que viven así no tienen ningún cargo de conciencia. Son máquinas, y las máquinas tienen que funcionar a la perfección, pero ninguna máquina piensa en otras máquinas, porque no tienen cerebro.

Una fe razonada y razonable

El reciente trabajo del profesor de la Universidad Católica de Santiago de Chile, Samuel Fernández (Santiago de Chile, 1963), especialista en historia de la Iglesia antigua, en la editorial Sígueme, nos ofrece una magnífica síntesis del nacimiento de la teología patrística.

¿Cómo es el Dios en quien creemos?

Evidentemente, esta pregunta se la plantearon los primeros cristianos inmediatamente, pues todos ellos tenían la experiencia de su encuentro personal con Jesús y habitualmente quedaban impactados por su figura, por sus palabras, por sus obras y por sus milagros. De hecho, por ejemplo, en el inolvidable milagro de la tempestad en la barca, cuando Jesús intervino y se produjo la calma, ellos comentaron entre sí y exclamaron: “¿Quién es este que hasta el viento y el mar obedecen?” (Mc 4, 41).

Discernir la llamada

El teólogo y ensayista jesuita Luis María García Domínguez (Oviedo 1950) ha redactado quizás el manual más exhaustivo y pormenorizado que existe actualmente en el mundo de la teología espiritual y pastoral, y en castellano, acerca del discernimiento y la aplicación práctica de la teología de la vocación.

Luces y sombras

Se exponen, en el Museo del Prado, los frescos de la capilla dedicada a san Diego de Alcalá en la iglesia de Santiago de los Españoles –hoy iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón– en la romana plaza Navona; iglesia que fue, sobre todo en los siglos XVI a XVIII, punto destacado de la vida religiosa y cultural de la ciudad. A lo largo de la historia, el edificio ha sufrido muchas remodelaciones y la capilla citada, sufragada por Juan Enríquez de Herrera, banquero palentino afincado en Roma, para agradecer la curación milagrosa de su hijo, atribuida a san Diego (canonizado en 1588), ya no existe. La iglesia dejó de pertenecer al patrimonio de España.

La dulce y confortadora alegría de evangelizar

En la medida en que avanza la historia y se van abriendo archivos, conociendo documentos, publicando las memorias de tantos protagonistas de la época reciente de la Iglesia y se va adquiriendo mayor perspectiva histórica, se puede comenzar a realizar pequeños balances.

Educación de la afectividad

Educar es tarea de los padres. También puede haber colegios especialmente involucrados que se preocupen por la educación, no solo por la formación académica de los alumnos. Pero la educación de la afectividad y de la sexualidad compete a los padres. Es una cuestión delicada en los tiempos que corren y si el padre o la madre se queda al margen porque, ya se sabe, hay mucho trabajo, no tengo tiempo para nada, está faltando gravemente a unos de sus deberes más trascendentales.

El camino de la Paradoja

El profesor de Teología espiritual, escritor y ensayista, el benedictino inglés Cyprian Smith (2009), ha reunido en este trabajo que ahora presentamos editado por la colección de clásicos de espiritualidad de ediciones Narcea, una excelente síntesis de sus extensos conocimientos y fruto de una verdadera connaturalidad adquirida después de tantos años de estudio, investigación y, sobre todo, de oración con las obras y sermones del Maestro Eckhart (1260-1328).

Traducciones de las Sagradas Escrituras

Estoy leyendo un libro y encuentro la siguiente cita del evangelio de San Juan: "Nosotros amamos [a Dios] porque Él nos amó primero" (1 Jn 4,19). Se trata de una proposición explicativa, causal, sobre porqué amamos a nuestro Creador y Señor. Yo, sin embargo, recordaba otra fórmula bien distinta para el mismo versículo: "Amémosle, porque Él nos amó primero". En este caso la frase es conminativa, imperativa, en la que el apostol Juan vuelca todo su cariño a tenor de lo que observamos en el resto de la epístola.

Páginas

Suscribirse a RSS - blogs