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Prohibido ser un católico consecuente

La campaña promovida en EE. UU. contra la jueza Barret es algo inaudito, no comparable con ninguna situación parecida. Ahora resulta que ser católico de verdad, con todas las consecuencias, es peligroso. Y se entiende. Las actitudes abiertamente cristianas de un personaje público son molestas para el resto del personal. En el país americano hay muchísimos católicos. En los puestos públicos de más relevancia pocos, han pasado desapercibidos. Pero ahora cuando se encuentran con un ejemplo abierto y notorio de lo que es ser católico ya no les parece admisible. En el fondo es sentir que les están afeando su pobreza de vida religiosa.

La ley de la eutanasia

¿Quién tiene interés por aprobar una ley para matar? En los tiempos que corren y con la sensibilidad tan exaltada por la salud en esta lucha contra el coronavirus, parece una gran contradicción que haya alguien que se empeñe en facilitar la muerte, facilitar que se mate a un paciente porque sufre. En estos tiempos en los que hay tantos medios para conseguir que los enfermos puedan llevar con más facilidad sus males, que haya quienes valoren tan escasamente la vida no deja de ser sorprendente.

Los muertos solitarios

La noticia resulta estremecedora y parece increíble: “Madrid entierra a 59 fallecidos por coronavirus que no han sido reclamados por ningún familiar”. Si no hubieran puesto el dónde hubiéramos pensado en Suecia de inmediato. Porque estas cosas ya sabíamos que suceden en aquellos países nórdicos que ya no son ni protestantes ni nada y, como consecuencia, la familia no existe.

Contra el aborto

El nuevo embajador de EE. UU. ante la ONU se ha posicionado totalmente en contra del aborto. Al parecer los expertos de la ONU criticaron a los Estados Unidos porque no calificaron el aborto como “esencial” durante la pandemia COVID-19. Andrew Bremberg escribió una carta muy clara donde decía: “Esta es una perversión del sistema de derechos humanos y de los principios fundacionales de las Naciones Unidas”.

Lo que te importa

En las paradas del bus en Madrid, estos días, nos hemos encontrado con un anuncio que lo llena todo, con un eslogan que dice “Te acercamos lo que te importa”. Muchos ya lo han visto y saben de qué va. En el caso de no haberse encontrado con estas vallas publicitarias en la calle, habrá quien no sepa qué es lo que nos importa.

Cristiano y anticlerical

Me gusta la poesía de Antonio Machado, es el poeta que más me llena. Sabiendo que fue alumno de la Institución Libre de Enseñanza, se nos puede antojar, así de memoria y sin profundizar, que era un hombre ateo. Pero en cuanto uno se interna en su obra se da cuenta de que no es así. Llega a escribir “Siempre estimé como de gusto deplorable y muestra de pensamiento superficial el escribir contra la divinidad de Jesucristo. Es el afán demoledor de los pigmeos que no admiten más talla que la suya” (Pensadores de frontera, p. 92).

Relativismo, verdad y veracidad

No es lo mismo Verdad y veracidad. Son dos conceptos distintos. La Verdad es un concepto ontológico. Las cosas son como son. El mundo es como es y cuando decimos cómo es el mundo, sin inventar nada, estamos mostrando la Verdad de las cosas. Pero en nuestra conversación habitual cuando hablamos de lo que es verdadero andamos más cerca de la veracidad. La veracidad es una virtud. Somos veraces cuando queremos decir exactamente lo que es como es.

Kafkiano modo de vivir

Me parece sugerente la afirmación que Nubiola hace sobre un autor bien conocido por los lectores, Kafka. Dice que “escribir exponiendo sus emociones y vivencias, fue una labor casi cotidiana en la que seguramente encontró un método para curar su alma” (p. 64). Si hemos leído algo del autor austrohúngaro, estaremos más o menos familiarizados con el concepto “kafkiano”. Está universalmente extendido y nos hacemos una idea de lo que significa.   

A mí toda la gloria

Este provocativo título que corresponde al último libro de Fabrice Hadjadj publicado en castellano, me parece sugerente precisamente por su contraditio in terminis, por su contrariedad indudable en la mente de cualquier persona que lo lee. Es un absurdo en sí mismo y entendemos que se usa para producir ese choque que supone quedarse uno con lo que solo puede ser de Dios.

Atención a los pobres

Celebrábamos hace pocos días a San Camilo de Lelis, un santo dedicado a los pobres. Fue militar y posteriormente se convirtió al cristianismo y comenzó a dedicarse a cuidar a los necesitados. Fue ordenado sacerdote y fundó una sociedad destinada al servicio de los enfermos. Conocemos a varios santos que vivieron totalmente pendientes de los pobres. San Francisco de Asís es paradigmático, pero mucho más cercana está la Madre Teresa de Calcuta, con una dedicación ejemplar a los pobres en la India. El Papa Francisco no hace más que recordarnos la importancia de la misericordia, quizá sobre todo en Occidente, donde hay tanto derroche de dinero y tanto contraste entre ricos y pobres.

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