En 1929 Edwin Hubble descubrió algo que seguramente desconcertó a muchos científicos y filósofos: la expansión del universo. El universo está en constante dilatación. Y, a partir de ese dato, se siguió investigando sobre cómo se produce esa variación y, retrocediendo, se llega al tamaño infinitesimal del comienzo. Desconcertante para tantos que habían negado tranquilamente, sin más apoyo, la creación. A partir de ese momento ya hay más cuidado a la hora de hablar sobre este tema.