El derecho romano, como base u fundamento de la civilización cristiana occidental, influyó no solo en las relaciones entre ciudadanos o entre los esposos o en problemas de herencias, también resultará capital a la hora de fundamentar el régimen fiscal y, por tanto, la aprobación, por el pueblo y las cortes generales, de las gabelas establecidas para el bien funcionamiento de la república y, de ese modo, alcanzar el tan deseado objetivo del bien común.