En las últimas décadas la homosexualidad, al menos en Occidente, ha dejado de ser un comportamiento tabú. Hoy en día las personas homosexuales son objeto de derechos y de reconocimiento social, gracias a fuertes campañas que se han llevado a cabo, desde ámbitos políticos, sociales y culturales, para evitar la marginación y la condena de la homosexualidad. La persona homosexual, sin embargo, con sus sentimientos, alegrías y frustraciones, ha quedado en muchas ocasiones fuera de estas políticas, a menudo centradas únicamente en la afirmación de la identidad gay.