Han saltado las alarmas, hay poca agua en los embalses, llevamos tiempo con muy poca lluvia y las perspectivas a corto plazo no son halagüeñas. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? La última primavera fue de las más lluviosas de los últimos años y estábamos felices de ver los pantanos llenos. De pronto, en verano, nos dimos cuenta de que, repentinamente, el nivel del agua había caído muy notoriamente. Los que vamos al monte con frecuencia observamos estos fenómenos semana a semana.