Seguramente todos tenemos experiencia de lo agradable que resulta encontrarse con una persona que te pide perdón. Cuando vas por la calle, cuando vas a entrar en un comercio, cuando vas a subir a un medio público de transporte, puede ocurrir que haya un pequeño choque, por las prisas, porque el autobús se iba, y entonces la persona con quién chocas, aunque sea una situación pequeñísima, de muy poca importancia, te pide perdón, no con mala cara, porque el que tiene mala cara no suele pedir perdón, sino con una sonrisa amable, como diciendo: voy un poco acelerado.