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Madurar en el amor

Madurez suena a algo completado, algo que ha llegado a un término adecuado. Si preguntamos a la RAE nos dirá que es el período de la vida en el que se ha alcanzado la plenitud. Pero cuando pensamos en el amor, cuando recapacitamos sobre el matrimonio, parece evidente que hay que seguir madurando siempre, o sea, perfeccionándolo constantemente. En el momento en que uno cree que ya ha llegado a la perfección se detiene, no empeña su vida en detalles nuevos, en sorprender, en mejorar.

La muerte y la Vida

Muchas veces me he preguntado sobre la actitud de algunas personas ante la muerte. Pienso a veces que lo del luto no tiene demasiado sentido. Todo es cuestión de profundizar un poco. ¿Por qué tenemos que llorar la muerte de los seres queridos? Solo podemos admitir esa actitud por egoísmo. Se va una persona cercana. ¿Hay alguna otra razón? Las religiones antiguas no creían en la resurrección, y en el Antiguo Testamento estaba demasiado especificado.

Acoso escolar

Quiero hablar de un libro que tiene ya unos años pero que sirve hoy y siempre. Escrito por Eloy Moreno se titula “Invisible”, título que realmente no se entiende bien hasta el final. Trata de un tema grave, el acoso escolar, que no tiene por qué darse con frecuencia, pero se da. El que haya un chaval en el instituto que por ser un “empollón” y, por lo tanto, la envidia para otros por las buenas notas que saca sea perseguido por el gamberro que no da ni golpe, es algo que puede suceder en cualquier centro escolar, pasa ahora y ha pasado siempre.

Trabajando la unidad

Resulta alarmante descubrir la cantidad de matrimonios que se rompen después de unos pocos años de duración. El hecho de que a los dos o tres años marido y mujer no sean ya capaces de convivir manifiesta, sin duda, que no se ha trabajado suficientemente, durante el noviazgo, en qué consiste su unidad esponsal. Da pena y produce no poca alarma. Muchos no saben qué es eso del matrimonio. No se han parado a pensar la gran distancia que existe entre amor y egoísmo. Lo que yo quiero o mi disposición a entregarme.

Piedad familiar

Cualquiera que tiene trato con familias jóvenes, por parentesco, por vecindad, por amistad se da cuenta de las diferencias tan importantes que existen entre la educación de unos niños y otros, de unos jóvenes y otros. La influencia en la familia de una vida verdaderamente cristiana es algo que se percibe fácilmente. Pero también somos conscientes de que es cada día más difícil conseguir esa educación en la piedad cristiana.

Libertad vs libertinaje

En la espléndida obra de Ahmari Sohrab, “El hilo que une”, el autor repasa, a lo largo de sus capítulos, diversos momentos de la historia de la Humanidad, haciendo ver cómo después de épocas de inmoralidad y de violencia surgen momentos de paz porque ha aparecido un personaje movido por la bondad, por lo más parecido a la Ley Natural. En uno de esos capítulos aparece un escritor bien conocido, Solzhenitsin, que después de haber padecido persecución en su país, por los comunistas, tiene la ocasión de viajar a Occidente y es acogido con entusiasmo en muchos ambientes culturales e invitado a hablar de todo lo sufrido.

El sinsentido

Por la vida nos encontramos a personas que saben perfectamente hacia dónde van, cuál es el camino correcto, o sea son personas con sentido. A veces simplemente tienen un plan a medio plazo que les sirve para vivir con decisión, pero eso se demuestra escaso en cuanto la meta se ha conseguido o se ha desechado. Lo que verdaderamente nos da paz, nos hace felices, es tener un sentido último en la vida.

La humildad de amar

En el último libro de Jesús Montiel me encuentro con esta anécdota que me parece expresiva de lo que puede ocurrir en algunas familias: “Anoche, en el bar del barrio, una vecina me contó que ahora que sus hijos son mayores y la pequeña va a independizarse tiene miedo, siente vértigo al pensar los últimos años de su vida al lado de su marido. Sin la distracción de los hijos, enfrentados el uno al otro en el biombo de las obligaciones, descubrirán que son los socios de una pequeña empresa que ha producido algunos frutos y que ahora, una vez detenida la producción, el futuro se bifurcará como un río al que parte en dos un obstáculo insalvable. Mi amiga, dentro de su casa, ha elegido una pequeña terraza como lugar para estar a solas” (p. 21).

El móvil que cambió mi vida

Si lo pensamos un poco, pocas cosas hay que nos hayan cambiado tanto nuestro modo de vivir, de relacionarnos, de informarnos, como el móvil. Es un invento reciente y que ha influido decisivamente en todas las capas de la sociedad. Quizá una de las cosas que me sorprende es ver al pobre de la esquina, desarrapado y pidiendo una limosna, hablar por el móvil. No tiene para vivir, se supone, está en la miseria, viste fatal, pero tiene móvil.

Los niños y la lectura

Seguramente en no pocos momentos nos ha surgido la preocupación por las distracciones de los niños. En los tiempos que corren, como nos descuidemos, pueden estar imbuidos totalmente por la tecnología, sobre todo si hemos permitido que anden utilizando el móvil o tengan un ordenador a su disposición en cualquier momento del día. Pero es todavía más preocupante que haya padres a quienes no se les ha ocurrido que lo mejor para ellos (para los padres y para los hijos) es la lectura.

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