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Adorno editorial

Tenía a mi alcance, pendiente de comenzar su lectura, un libro recién editado de Natalia Ginzburg, titulado “Domingo”. Una enfermera -estaba yo en una clínica- al ver el libro le salió con toda naturalidad algo así como “qué bonito ese libro, qué buena pinta tiene”, con ojos de curiosidad y de saber de qué iba. Le dije que era una autora interesante y que todavía no había empezado a leerlo. Lo cogió y comentó “qué bonito, me gustaría leerlo”, o algo parecido.

Miedo al silencio

Ha sido una tendencia de muchas personas el deseo de retirarse a lugares tranquilos donde se aprecia el silencio. Llegar a lugares de la naturaleza donde solo se escucha el piar de algunos pájaros o las ramas de los árboles movidos por el viento. Momentos de disfrutar de lo más natural, de un silencio que llena de paz, que invita a la reflexión, a un descanso psíquico que con frecuencia echamos en falta cuando nuestra vida transcurre en el ir y venir con muchas preocupaciones por la ciudad ruidosa.

Amor vs sexualidad

Es curioso encontrarse con no pocas personas que, casi sin haberlo pensado, consideran que estamos hablando de los mismo cuando nos referimos a la sexualidad y al amor. Estas confusiones frecuentes tienen bastante que ver con la frase manida de “hacer el amor”, aunque cualquiera que lo piense un poco es consciente de que, en la mayoría de los casos, no tiene nada que ver el acto sexual con el amor.

El egoísmo occidental

En la mayoría de los países occidentales se percibe una descristianización acelerada que lleva a un planteamiento materialista en las personas, aunque quizá habría que decir que el materialismo patente hace que las personas se alejen de la trascendencia, del auténtico fin de los hombres y mujeres. Esto es tan obvio que no haría mucha falta volver a insistir, pero es tan grave que sí que merece la pena volver a insistir. Quizá, sobre todo, porque hay ambientes en nuestra sociedad española -no sé en otros sitios- en los que hay más consciencia de esa sociedad materializada, desespiritualizada y, por lo tanto, infeliz.

Obstinación o reconocimiento

Uno de los peligros más graves en que anda inmersa nuestra sociedad moderna es el acostumbramiento en modos de hacer que son objetivamente inmorales. Tiempo atrás la inmoralidad se detectaba y, por lo menos, existía una actitud de reserva, de ocultamiento. Hoy todo vale. Puede ocurrir incluso que alguien deba terminar en la cárcel, por una fechoría, pero si no le pillan, ancha es Castilla.

Amor al prójimo

En la vida de los cristianos, a poca formación que tengan, hay dos preceptos esenciales que informan -así debería ser- toda su vida: amor a Dios y amor al prójimo. En la medida en que hay auténtico amor a Dios surge más fácilmente el amor al prójimo. Quizá puedan surgir, en algunas ocasiones, las dudas sobre quien es mi prójimo y, sin pararnos en la dificultad de amar una persona concreta, tenemos que advertir que prójimo es el próximo en cualquier circunstancia, con más o menos cercanía. 

Y llegó el Espíritu Santo

“Yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito para que esté con vosotros siempre” (Jn 14, 16). Esta fue la promesa de Jesús, que repitió a sus discípulos varias veces. Y llegó el Espíritu Santo de una forma que no podían imaginar. Era espíritu y sus manifestaciones fueron lo menos materiales posible: fuego y viento. Pero con ello llegó una fuerza y un convencimiento extraordinarios.

Cuerpo y espíritu

Está muy de moda, desde hace ya un tiempo, el empeño por hacer algo de ejercicio todos los días. Creo que podríamos decir que sobre todo entre hombres, pero también entre mujeres. Lo recomiendan los médicos, aunque creo que, sobre todo, cuando se trata de gente mayor. Entre los jóvenes pienso que es una especie de preocupación por tener un cuerpo perfecto. Puede ser vanidad o puede ser precaución para mantenerse sanos. Pero llega a ser obsesivo.

La fe es razonable

Así se titula uno de los muchos libros del escritor Scott Hahn, teólogo converso, luchador incansable empeñado en ayudar a muchas personas católicas o cristianas en general a encontrarse con Dios. Hahn es catedrático de Teología bíblica y Liturgia en el seminario de San Vicente, en Pennsylvania, y profesor de Sagrada Escritura en la Universidad Franciscana de Steubenville.

Misericordia

Los contrastes en nuestra sociedad son muy grandes, la diversidad de situaciones humanas es sorprendente, el abismo existente entre los que viven en todo momento pensando en tener más, comprar, enriquecerse, y los que apenas tienen para comer, para mantener un miserable piso compartido con varias personas más para costearlo, es vergonzoso. El problema más habitual es que los primeros no se asoman para nada al mundo de los segundos.

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