El regalo

En los días más o menos monótonos –jornadas parecidas a otras jornadas–, a veces, salta la sorpresa, lo inesperado. Me sucedió hace poco al llegar a mi casa a mediodía. David, el portero, me entregó un sobre un poco grande que había dejado esa mañana el cartero y que no cabía en el buzón. Se trataba sin duda de un libro y, al fijarme en el remitente, mientras subía por la escalera hacia el piso, aumentó el interés por el contenido del abultado paquete.

Amar la Misa

La historia de la Misa es un aspecto de la historia de la Iglesia y de la historia de la liturgia que ha alcanzado en estos últimos años un gran desarrollo en la investigación y, consecuentemente, en la historiografía.

Pedro Antonio

El pasado treinta y uno de julio, se cumplieron siete años del fallecimiento de Pedro Antonio Urbina. Para mí, y pienso que para todos los que lo conocimos, la amistad con él ha sido un don. Es un regalo la lectura de sus libros, tanto las novelas y relatos como los poemarios y los ensayos. Pienso que el tiempo hará justicia con su obra, muy personal, de una altísima hondura y de gran belleza. Pienso que Cena desnuda, Gorrión solitario en el tejado, Filocalía, La otra gente, Los doce cantos, Estaciones cotidianas, Hojas y sombras, por citar algunos títulos, o el relato Carta al presidente del Comité Olímpico Internacional –publicado póstumamente y que para mí es uno de los mejores que se han escrito en castellano– figuran entre la literatura contemporánea española que merece la pena leer.

Un espejo soberano de la condición humana

Esto puede ser la vida de la María Antonieta, primero archiduquesa de Austria y después reina de Francia, como esposa de Luis XVI. Lo muestra Zweig en su famosa biografía de esta desdichada mujer víctima de las sociedades secretas y francmasonería que envenenaron a las masas en la Revolución francesa. Una lección siempre presente.

Amor a la Iglesia

Salvador Pie-Ninot (Barcelona 1941), catedrático de la Facultad de teología de Barcelona y experto en Eclesiología,  tiene la habilidad de divulgar. Pocos saben hacerlo como él, pues conjugar el rigor teológico con la accesibilidad y la sencillez de un maestro no es tarea fácil.

El día del Señor

Lo más grande que puede hacer el hombre es dar gloria a Dios. El pecado más grave y generalizado en nuestra sociedad es la impiedad. Hay muchos que no viven su fe, y los que la viven lo hacen de modo tibio, y se olvidan de lo importante. Les ocurre como ya pasó con los israelitas, que oyeron las reprimendas de Yahvé a través de los profetas, porque adoraban a los ídolos. “Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí” (Ex 20, 2). Quizá ahora habría que insistir más en lo esencial.

Boletín de Ayuda al Redactor. Septiembre de 2015

Diversos errores que pueden cometer quienes escriben mucho y que conviene corregir a tiempo...

 

        Revisar los textos siguientes:

             Soluciones:

 

1. ¿Cuándo se inaugura FITUR?

Lo que llevamos en el corazón

El hombre a lo largo de su historia personal va conociendo y tratando a los demás. Cuando se afirma que el hombre es imagen y semejanza de Dios se hace referencia a que el hombre, se relaciona con Dios y con los demás mediante el conocimiento y el amor.

Lo visible y lo invisible

Pedro Castelao es un filósofo y teólogo profundamente gallego que es profesor de antropología en la Universidad Pontificia de Comillas. Con gracia y actualidad escribe a sus hijos pequeños pensando en que lean su larga carta dentro de veinte años cuando estén en el momento clave de la existencia:  la elección de vida y el asentamiento profesional. La cuestión clave que les recomienda es la apertura a la trascendencia: "todos buscamos al Absoluto. La razón religiosa y el trasfondo de lo finito". Habla el corazón del padre por la boca del teólogo.

Defensa de la Filología

Sucede con cierta frecuencia que amigos y conocidos me piden que revise textos escritos por ellos. En algunos casos, se trata incluso de autores con bastantes libros publicados y con buena capacidad para contar una historia, desarrollar unas ideas en un artículo o en un ensayo, escribir con agilidad periodística... Sin embargo, compruebo también –más a menudo de lo que sería deseable– que abundan los errores ortográficos (en la acentuación, la puntuación, el uso de mayúsculas) y también los morfológicos y sintácticos (anacolutos, faltas de concordancia, mal uso de los tiempos verbales…), lo cual me sorprende puesto que para estas personas la lengua es su herramienta de trabajo.

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