Con
esas significativas palabras Gregorio Taumaturgo titulaba en el siglo III, su obra en defensa y
reivindicación de su maestro Orígenes. Ni yo soy Gregorio, ni el
Profesor Francisco
Martín Hernández es Orígenes, pero el título
vale cuando se trata de reseñar el magnífico trabajo que el
Profesor Martín Hernández acaba de publicar.