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Defensa de la Filología

Sucede con cierta frecuencia que amigos y conocidos me piden que revise textos escritos por ellos. En algunos casos, se trata incluso de autores con bastantes libros publicados y con buena capacidad para contar una historia, desarrollar unas ideas en un artículo o en un ensayo, escribir con agilidad periodística... Sin embargo, compruebo también –más a menudo de lo que sería deseable– que abundan los errores ortográficos (en la acentuación, la puntuación, el uso de mayúsculas) y también los morfológicos y sintácticos (anacolutos, faltas de concordancia, mal uso de los tiempos verbales…), lo cual me sorprende puesto que para estas personas la lengua es su herramienta de trabajo.

Cortoplacismo

Escribía Michel de Montaigne en el siglo XVI: "Sería una simpleza que un hombre hambriento buscara un buen vestido antes que una buena comida. Hace falta acudir a lo más urgente (…). Nos falta belleza, santidad, sabiduría, virtud y otras realidades esenciales; los adornos externos se buscarán después de habernos provisto de las cosas necesarias". Da la impresión de que desde entonces las cosas no han cambiado tanto y de que incluso en nuestros días ha aumentado la preocupación por lo inmediato –por el corto plazo– y la obsesión por la imagen (dietas, gimnasios, cirugía estética…). En verano, si cabe, esto aún se hace más patente, porque parece que hay que cumplir con el rito de exhibirse sin pudor. Resulta llamativa la atención que prestan periódicos, revistas y cadenas de televisión a las vacaciones de los "famosos".

La historia oculta

Hace ya algunos años, el portero del inmueble en el que vive un amigo mío, sufrió un ictus cerebral que lo dejó hemipléjico. Era una persona amable, bastante joven aún, trabajadora, sonriente. Los vecinos decidieron que él y su esposa siguieran viviendo allí y que ella se ocupara de atender la portería. He sido testigo desde entonces del trabajo de esta mujer, siempre atenta, siempre en su sitio, siempre con una sonrisa y sin dejar, además, de atender a su marido que, gracias a los médicos y al cariño y a los cuidados de su esposa, se ha recuperado un poco y va saliendo adelante a pesar de las secuelas de la enfermedad.

Una invitación

Desde el pasado 9 de junio y hasta el próximo 13 de septiembre, en la sede madrileña del Museo Thyssen-Bornemisza, se puede contemplar la magnífica exposición  Zurbarán: una nueva mirada. Pasar de la tórrida tarde en los alrededores del paseo de Recoletos al ambiente fresco y sosegado del museo ya fue un primer regalo, pero adentrarse en la exposición resultó tan gratificante, que mi amigo Luis Agius –músico y escritor– y yo salimos realmente reconfortados, mejorados como personas.

Sonría, por favor

Parece que estamos dominados por los mensajes electrónicos –con tanto twittero– y que unos andan intentando borrar lo que escribieron y otros buscando cómo cazar al adversario con alguna frasecita que lo ponga en evidencia. Pienso que resulta preocupante que demos tanta importancia a unos dimes y diretes que son casi siempre fruto de la improvisación, del chismorreo, de la ocurrencia más o menos lograda… Es decir, todo lo contrario de lo que cabe esperar de quienes tienen graves responsabilidades en la vida política, social, cultural… También puede ser síntoma de vanidad y de narcisismo ese empeño por que nos lean nuestras ocurrencias en los cuatro puntos cardinales o por que sepa todo el mundo de nuestras intimidades.

Modos de leer

No todos los libros se leen de la misma manera. Cuando éramos niños, leíamos en cualquier sitio y de cualquier modo, incluso sentados o echados en el suelo de baldosas, en verano, con el pan con chocolate cerca, que dejaba huellas en las páginas de Tintin, de Salgari, de Verne… Hay a quien le gusta leer en la cama, pero, con el paso de los años y con los achaques que se van manifestando en los huesos, articulaciones y en los ojos, uno ha de buscar un asiento adecuado y una edición con un tamaño de letras que no lo obligue a forzar excesivamente la vista… Recuerdo que, hace años, me llamaba la atención una anciana mujer que, sentada en un rincón de la plaza madrileña de Callao, se pasaba horas leyendo sin necesidad de usar gafas.

Hábitos lectores

Hablaba recientemente con un amigo, que dirige un club juvenil, sobre los hábitos de lectura de los alumnos de secundaria, bachillerato... Al cabo de unos días, me envió un mensaje con varias ideas que me han parecido muy interesantes y alguna, incluso sorprendente. Trataré de resumirlas, porque pienso que pueden ser útiles.

Un tesoro al alcance de muchos

Las nuevas tecnologías nos permiten el acceso a obras que sería muy difícil encontrar de otro modo. Una buena muestra, entre otras, es la "Biblioteca virtual Cervantes", que nació en 1999 con el objetivo de digitalizar el patrimonio cultural español e hispanoamericano. Un auténtico tesoro que pone al alcance de cualquier lector escritos importantes que antes solo se podían encontrar acudiendo a la Biblioteca Nacional o a las bibliotecas de algunas universidades o de otras instituciones ilustres... En muchos casos, se trata de obras cuya última edición es de hace varios siglos, con lo que la posibilidad de encontrarlas en una librería de lance o en las ferias de libros antiguos y de ocasión es más bien remota; y, además, en el mejor de los casos, probablemente cara.

Arma letal

 

Arma poderosa es la lengua, para bien o para mal. Podemos leer, decir o escribir las palabras más hermosas, las más profundas, las más divertidas, las más apasionadas, pero también las más abyectas, las más ponzoñosas, las más disgregadoras, las más hirientes. Cuántas veces se arrepiente uno de lo que ha dicho, cuando ya es demasiado tarde. En cambio, qué paz suele dar haberse callado a tiempo.

Boletín de Ayuda al Redactor. Junio de 2015

Diversos errores que pueden cometer quienes escriben mucho y que conviene corregir a tiempo...

(fuente: Las 500 dudas más frecuentes del español)

 

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