Helena, una mujer fuerte

Releer es verdadera cultura. Volver a ciertas obras leídas hace tiempo es ejercicio saludable de memoria, reflexión y creatividad: cultivo del espíritu o cultura. Me refiero a una obra de Waugh sobre la emperatriz Helena, una mujer fuerte que estrena la fe, presentada en una de las biografías publicadas por Editorial Juventud. Escrita en 1950 y editada en España en 2006 es una recreación de la vida de esta mujer oriunda de Britania nacida a finales del silgo III, casada con Constancio, Cloro, que la llevó a Tréveris mientas él guerreaba en Oriente, y más tarde vivirá en la bella Dalmacia.

Historia y crónicas

La crónica periodística redactada por Gregorio Morán sobre la vida y la cultura de España desde 1962 a 1996, es un relato verdadero desde la primera página hasta la última y refleja perfectamente bien el pensamiento y los gustos de su autor.  Quienes han comprado este libro para conocer la historia de la España del final del franquismo y de la transición política se han equivocado porque no leyeron el título y el Prólogo. Los que lo han comprado para ver qué decía de él, ya lo sabían o se lo imaginaban, pues la obra es fiel al autor.

T.S. Eliot, universal

«En mi principio está mi fin», verso de Thomas Stearns Eliot (1888-1965) que resuena de modo especial al cumplirse el cincuenta aniversario del fallecimiento de este Premio Nobel de literatura y uno de los poetas y críticos literarios más importantes del siglo XX. ¿A qué se debe este relieve reconocido por escritores, intelectuales y lectores con opciones estéticas y vitales diversas? ¿A qué fin y a qué principio se refiere?

Leer poesía

Decía jocosamente un amigo mío que probablemente haya más poetas que lectores de poesía. Muchas personas, incluso cultas y buenas lectoras, parece que se asustan cuando uno las invita a hacerlo. No sé quiénes serán los culpables, ¿los lectores, los poetas, los planes de estudios…?, pero pienso que pocas actividades enriquecen tanto como la lectura de poesía de calidad.

Boletín de Ayuda al Redactor. Febrero de 2015

Diversos errores que pueden cometer quienes escriben mucho y que conviene corregir a tiempo... 

(fuente: Las 500 dudas más frecuentes del español)

  Revisar los textos siguientes:

          Soluciones:

Elogio del libro

En estos días he leído una nueva reedición de la famosa conferencia sobre el valor de la lectura, pronunciada en la Universidad de Tubinga en 1948 por el teólogo alemán Romano Guardini, una de las grandes personalidades que más influyeron en el siglo XX, tanto en Alemania como en el resto de Europa.

Libertad de expresión

En la inmensa manifestación de París de hace unas semanas se pedía, aparentemente, libertad de expresión. Sin embargo no serán pocos los que entendieron, más bien, que se trataba de un posicionamiento de Occidente contra los yihadistas. Parecía más una provocación que una reclamación de derechos. Miles de personas –sin duda no todos los manifestantes, aunque pudiera parecerlo- portaban un cartelito que decía “Yo soy Charlie Hebdo”.

La oscura Edad Media

El Profesor de la Sorbona, Dominique Barthélemy nos ofrece su particular visión de la sociedad medieval francesa tomando pie de las crónicas de los milagros de  San Geraldo, San Benito, San Arnulfo, etc. Pues en ellos hay una lectura de paz: “A la sociedad feudal se le atribuye un carácter especialmente violento. A menudo se descubre a los caballeros del año mil como hombres todavia rudos, guerreros de celo infantil y salvaje; si hubiesen dominado Francia sin cortapisas se habría producido la anarquía. Pero, por suerte, se señala, los eclesiasticos no se resignaron a ello; intentaron disciplinar a una sociedad todavía bárbara con la amenaza, en caso necesario de la venganza de Dios” (11).

Una virtud muy necesaria

Amable se dice de la persona digna de ser amada. Pienso que una de las virtudes más necesarias para la buena convivencia es precisamente la amabilidad. Si fuéramos capaces de ver en los demás a alguien digno de ser amado, otro gallo nos cantara, en el trabajo, en la familia, en la calle… Una sonrisa, una palabra afectuosa, agradecer un pequeño favor bastan para crear un entorno agradable, sereno, sosegado. Sin embargo, cuánta crispación, cuánto bocinazo por unos segundos de retraso en arrancar ante un semáforo en verde, cuánta queja a menudo por naderías… Y no digamos del espectáculo que ofrecen tantos programas de televisión, tantas tertulias radiofónicas. El tono de reproche, de chismorreo, de griterío, de no dejar hablar al otro, de no escuchar… acaba por contagiarse como un virus. Y no digamos de la facilidad con que se juzga a los demás, con que se murmura, se difama, se sospecha e incluso se calumnia. ¿Y quién se acuerda del deber de restituir el honor injustamente mancillado?

Volver a la antropología

Estamos es un tiempo en el que tanto la cultura occidental como el pensamiento político, requieren una mayor fundamentación para poder así afrontar con acierto los retos que se nos presentan. Evidentemente la primera cuestión clave es la antropología, pues para respetar la dignidad de la persona humana, necesitaremos ahondar en qué es el hombre, es decir, ponernos de acuerdo en la antropología, base de la sociedad que deseemos construir entre todos

Páginas

Suscribirse a Club del lector RSS