Tras sus muros carmesí, la Ciudad Prohibida de Pekín esconde mil secretos. Vedada al público (de ahí su nombre), este increíble recinto medieval, diez veces más grande que el palacio de Versalles, fue la residencia de los veinticinco emperadores de las últimas dinastías chinas, Ming (1368-1644) y Qing (1644-1912). Como sus familias y cortes sólo salían de esta «ciudad dentro de la ciudad» en contadas ocasiones, todas las decisiones políticas y administrativas se tomaban allí, alimentando el aura de secreto y misterio.