Hay épocas en que una sociedad se esfuerza por buscar modelos, es decir, figuras-valor, a los que imitar; tal vez porque experimenta de forma dramática la ausencia de líderes y dirigentes a la altura de sus desafíos.
En el primer tercio del siglo XX, durante la trágica guerra europea y la efervescente posguerra, Max Scheler esbozó algunas notas que se convirtieron en un curso semestral para la Universidad de Colonia (1921), ya que una honda crisis de identidad moral y de liderazgo social y político llenaba el ambiente.