Escondido, aunque se ve desde muy lejos. El Monasterio de las clarisas de Cantalapiedra se ve desde lejos. Partiendo de Arévalo y pasando por Madrigal de las Altas Torres, patria de la reina Isabel, se avanza por la llanura castellana, verde, amarilla, anaranjada, plana…, y de pronto se descubre el conglomerado de casas que compone el pueblo de Cantalapiedra. Muy parecido a la mayoría de los pueblos que se puede uno encontrar por la estepa. Un conjunto de casitas presididas por la torre de la parroquia.