Dice el refrán que el hambre es mala consejera, nos movemos en una sociedad que se podría calificar en algunos aspectos de impaciente, apresurada, hambrienta de inmediatez, inquieta. Mala cosa, pero cuando se trata del trabajo intelectual o de creación todavía peor. En las últimas semanas, al leer sendos libros de tres editoriales que me merecen todo el respeto, porque lo que publican suele ser interesante, valioso y en ediciones cuidadas, se me ha encendido la luz de alarma, porque me he topado con algunas sorpresas ingratas.