Hemos celebrado recientemente una fiesta entrañable: la “Presentación de Jesús en el Templo” y tenemos una cierta imagen, que nos hemos hecho por representaciones que podemos encontrar en nuestras iglesias, pero también en algún libro o en Internet, si hacemos alguna búsqueda al respecto. En esa idea que tenemos están siempre José y María con el Niño en brazos. También está presente, en esa imaginería, el cuarto protagonista, el anciano Simeón, que esperaba este momento como una luz de Dios. Menos aparece en la iconografía la profetisa Ana.