Con este sugerente nombre el historiador alemán Philip Blom (Hamburgo 1970) nos ofrece otro de sus magníficos trabajos de conjunto sobre el siglo XVII en la vieja Europa y enmarcado, especialmente en los Países Bajos y en Inglaterra, donde a partir de los archivos y pinacotecas, nos recordará y documentará el siglo más frio que conocemos en la historia nuestro continente. En efecto, entre 1570 y 1700 ha podido documentar nuestro autor un descenso de temperaturas medio de más de cuatro a seis grados, con intensas heladas que duraban desde noviembre hasta marzo o abril, y en donde se congelaba habitualmente desde el Támesis, hasta los canales de Amsterdam o las calles de Amberes, y donde las luvias primaverales terminaban de hacer su agosto congelando las cosechas