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Relativismo culturalista

En el interesante trabajo del filósofo y profesor Fernando Inciarte (1929-2000), publicado póstumamente, con el interesante título de “Cultura y verdad”, se aborda ampliamente el grave problema del relativismo, temática de una gran actualidad.

Boletín de Ayuda al Redactor. Noviembre de 2018

Diversos errores que pueden cometer quienes escriben mucho y que conviene corregir a tiempo... 

(Redundancia: repetición inútil de un concepto) (II)

Revisar los textos siguientes:

Soluciones:

Cultura y verdad

El filósofo y profesor Fernando Inciarte (1929-2000) pasó la mayor parte de su vida en Alemania, pues llegó joven desde España para realizar sus estudios universitarios y culminar la carrera en Colonia. Asimismo, en fue Alemania donde se formó primero como profesor ayudante y después como catedrático, escritor, conferenciante e investigador en las prestigiosas Universidades de Friburgo, Münster y Navarra.

Planificación y totalitarismo

El profesor Friedrich A. Hayek (1899-1992), austríaco afincado en Londres como profesor de la London School of Economics y director de la revista Económica no sospechaba con su trabajo “The Road to Serfdom” se convertiría en el gran abandera del liberalismo económico y precursor de la moderna Europa de las Naciones como ahora vivimos. Es pues interesante, detenerse ahora ante el avance de los populismos y la instalación de una democracia mediocre, recordar que el profesor Hayek redactaba poco antes del final de la Segunda Guerra Mundial, en 1944, cuando todavía sonaban los cañones en Europa, su primer gran trabajo sobre política económica en el que abordaba algunas ideas básicas sobre economía política que, en su opinión, habían conducido no sólo al nazismo, sino también a algo tan grave y nefasto como el totalitarismo.

Una vida plena

Hace unos días leía una extensa novela que acaba de publicar uno de los mejores escritores en lengua castellana del momento y que versaba sobre la aburrida y anodina vida de un guardián de un museo de arte de una gran ciudad.

El aburrimiento

El escritor madrileño Pablo d’Ors ha realizado una verdadera obra de arte con esta magnífica reedición de su novela “el estupor y la maravilla”, publicada por primera vez en el 2003; una verdadera y poderosa demostración de su probada capacidad de escribir mucho y de escribir bien, muy bien. En esta ocasión, fuera de las temáticas de otras ocasiones, quizás más dotadas de ritmo y de una más amplia densidad narrativa, nuestro autor se va a detener en la aparente vida anodina, vulgar y a priori corriente de un guarda de seguridad que trabaja orgulloso de su misión en un museo cualquiera de una hipotética ciudad europea.

Madurez juvenil

Parecen dos términos contrapuestos, incompatibles. ¿Hay algo más inmaduro que la juventud? Se nos antoja casi inevitable. En nuestra sociedad hedonista la tendencia es el egoísmo de tener para mí. Y, claro, entre los jóvenes parece más notorio. Sin embargo, mi experiencia de trato con jóvenes universitarios me ha llenado de alegría en tantas ocasiones, porque he conocido muchos chicos y chicas -quizá más ellas- de un fondo que para sí quisieran algunos adultos.

Las preguntas de Dios

Cualquier lector, aunque sea ocasional, del Evangelio de San Juan se le ha quedado grabado en la presencia la pregunta de Jesucristo a los discípulos de Juan el Bautista cuando ve que le siguen prendados de su figura: “¿Qué buscáis?” y la respuesta “¿Maestro donde vives?”.

Caminos de oración

Estamos en la fase final del Sínodo de los obispos que se está celebrando en este mes de octubre en Roma y que versa acerca del discernimiento vocacional y de la pastoral de santidad para los jóvenes, y que ha mantenida unida a la totalidad del Pueblo de Dios junto al Santo Padre Francisco en una verdadera vigilia de oración.

El sacrificio de la tarde

Por la mañana del 10 de mayo de 1794 en la ciudad de Paris, en plena revolución francesa, la princesa Madame Élisabeth, hermana del rey de Francia Luis XVI, se recogía para hacer un rato de oración personal en la intimidad de la estrecha celda que se le había asignado en la cárcel del pueblo, durante aquella salvaje e incontrolada revuelta, y en ella realizaba un acto perfecto de abandono en las manos de Dios, cuando exclamaba con sencillez y confianza totales: “Ignoro por completo, Señor qué me pasará hoy. Todo lo que sé es que no me pasará nada que Vos no hayáis previsto desde toda la eternidad. Esto me basta, Señor, para estar en paz. Adoro vuestros designios eternos” (13).

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