El profesor estadounidense James F. Keenan SJ, del Boston College, realiza en este intenso trabajo una síntesis de la ética católica a lo largo de la historia subrayando constantemente dos principios. El primero, que tratará de la ética católica y no de la teología moral, por tanto, no desea someterse, como es lógico, al dictamen del magisterio de la Iglesia, encargado de enseñar, a través del “munus docendi” de los obispos, lo que el pueblo cristiano debe vivir en conciencia acerca de la aplicación de la revelación entregada por Jesucristo al Magisterio. En ese sentido, nos dirá repetidamente que le interesan más los problemas éticos que las citas de la Sagrada Escritura o de la Tradición de los Padres de la Iglesia y del propio magisterio (102).