Las obras de René Girard (1923-2015) y, en concreto su concepto de la muerte de Jesucristo como “chivo expiatorio” (1972) han vuelto a recordar la antropología teológica y, por tanto, a posibilidad de una visión del hombre abierta a la trascendencia y, por tanto, a la posibilidad de una relación personal con Dios más allá de la crítica racionalista kantiana.